Lecciones de resiliencia: así se enfrentan las start-ups a la crisis
La crisis del coronavirus ha trastornado el mundo y nuestra economía notablemente. La caída en el consumo de los hogares se estima en un 18% y el desempleo parcial afectó a 5.7 millones de trabajadores. Dependiendo del tamaño del negocio y de sus medios, ha resultado más o menos difícil manejar esta situación. ¿Cómo se han adaptado ciertas estructuras y start-ups y qué lecciones se pueden aprender de su transformación?
Las start-ups, debido a su organización única, han podido adaptarse rápidamente a los cambios e incluso tomar iniciativas solidarias.
Según Steve Blank, un inversionista de Silicon Valley, una start-up es «una organización temporal que busca un modelo comercial industrializable que le permita un crecimiento [exponencial]».
Otro famoso inversor estadounidense, Dave McClure, define humorísticamente una start-up como una empresa en la que:
• no está claro cuál es su producto
• no se sabe quiénes son sus clientes
• no se sabe cómo ganan dinero
El universo de las start-ups y su organización son peculiares. Como todo, tiene sus fortalezas y sus debilidades, pero ciertos activos importantes les permitieron enfrentarse a la crisis.
Generation presenta varias iniciativas para adaptarse al cambio a través de las fortalezas de las start-ups.
La flexibilidad de las start-ups: esencial en tiempos de crisis
Forma parte del ADN de una start-up ser ágil y flexible. Sus procesos son simples y la estructura de la empresa no es rígida, lo que permite que estas pequeñas compañías tomen decisiones rápidamente sin tener que recurrir a muchos mandos superiores y, por lo tanto, adaptar ágilmente la cadena de producción, por ejemplo. La fluidez de la comunicación en la empresa también es una gran ventaja de las start-ups que les permite cambiar su enfoque.
Es el caso de la start-up 1083, que ha adaptado su producción. En lugar de fabricar pantalones vaqueros, comenzó a producir máscaras. La start-up pretendía desde sus inicios limitar el suministro de materias primas a un radio de 1.083 km, para consumir de una manera más ética. La compañía comenzó un crowdfunding y ha creado más de 150 empleos desde entonces.
Las start-ups son innovadoras: estructuras dedicadas al desarrollo
El principio de una start-up es encontrar una manera de crear valor para luego cambiar el modelo de negocio. Debido a sus innovaciones y a los proyectos a medio y corto plazo que tienen que llevar a cabo, también pueden verse menos afectadas por las fluctuaciones económicas. Su modelo de negocio se construye durante un período de tiempo indefinido y, por lo tanto, después de recaudar fondos, la flexibilidad de su asignación puede permitirles adaptarse a cambios repentinos, como los relacionados con una crisis… Este es el caso, por ejemplo, de la start-up VoltAero, que diseña aviones híbridos eléctricos y cuyos proyectos no se han detenido con la crisis. Aunque es probable que la producción de aviones se retrase un año, este aplazamiento no compromete la existencia y el bienestar de la empresa. El CEO de la start-up también ve en la crisis un cambio de mentalidad con respecto a los viajes aéreos, ya que los pasajeros parecen estar más a favor de volar en aviones más pequeños y en hacer viajes más eco-responsables.
Las start-ups son digitales y pertinentes: más cerca de las realidades del consumidor
Las start-ups son también compañías completamente digitales, lo que les ha permitido hacerle frente a la crisis en diversos aspectos. La creación de una start-up supone una oportunidad ya que su buen servicio cumple con los desafíos más actuales, al satisfacer una necesidad específica. Este es el caso, por ejemplo, de la aplicación Mes producteurs, que ha desarrollado un mapa de direcciones para que los productores locales puedan entregar productos frescos en su región. En el contexto de la crisis de COVID-19, esta aplicación no solo fue muy bien recibida, sino que también permitió retener a los consumidores a largo plazo.
Otras start-ups han adaptado sus interfaces de comercio electrónico para poder digitalizar el 100% de sus ventas. Este es el caso de Joone, que produce pañales responsables son disruptores endocrinos.
Finalmente, como muchas empresas, las start-ups han mostrado solidaridad con los trabajadores sanitarios, las personas en la primera línea de la crisis. Se han involucrado, como Joone, en iniciativas como #protegetonsoignant y ciertamente serán los primeros en aprender las lecciones adquiridas durante esta pérdida de actividad.
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